A mí me enseñaron que uno puede perder el tiempo, siempre y cuando se esté haciendo algo. Sí, me enseñaron a ser multitasking, y esa, como la característica de «perfeccionista», por poner dos ejemplos, suelen ser características que a veces pensamos que son positivas, pero no es así, si pensabas ponerlo en tu CV, te recomiendo que lo pienses dos veces.
El problema del multitasking es como dice el refrán, «el que mucho abarca, poco aprieta»; es decir, estás en tantas cosas que tu atención y tú presencia no está en lo importante, y a veces eso causa que no termines ninguna de esas cosas, o que no las hagas con precisión.
El problema de esto es que pasan los años y tú sientes que no te estás moviendo a ningún lugar. Y es cierto, puedes estar lleno de actividades, o estar encerrado en casa sin hacer nada, y ambas darían la misma sensación de inmovilidad y prisa al mismo tiempo. Te urge que algo pase pero no sabes cómo hacer que suceda.
En 2014 tuve un momento determinante en mi vida, terminé un proyecto que me agotó inmensamente; tenía tantas opciones que no sabía cuál tomar, y tome la mejor decisión que en ese momento podía ¡Me senté a ver Netflix! 😂
En realidad, me di tiempo, me dije a mi misma que no me iba a levantar de ese sillón, que no iba a empezar ningún proyecto hasta definir qué es lo que quería. Ese tiempo fue un mes de leer, pensar, dibujar esquemas, escuchar, hablar, y finalmente de tomar decisiones.
Ahora tengo absolutamente claro qué quiero, quiero plenitud de ser y libertad financiera. Quiero ser empresaria y quiero ayudar a miles de jóvenes.
Así es como en gran parte, desapareció la prisa y la sensación de inmovilidad, ahora sé que estoy haciendo lo que debo hacer para llegar a donde quiero llegar, a mi ritmo, con lo que tengo y lo que puedo.
Te recomiendo enormemente que, si un día te cansas de esa sensación, no dejes que la vida se te vaya con ella, toma cursos y busca apoyo, la vida no es un mar de llanto.